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sábado, 5 de noviembre de 2011

Diario de una Inquietud (quinta entrada)

QUINTA ENTRADA

No quiero cantar victoria, aún es demasiado pronto, cruzo los dedos para que no suceda nada, pero puedo decir con plena satisfacción que los delirios han dejado de sucederse, nadie visita mi habitación, excepto Marian, quien se ha decidido por fin venirse a estrenar nuestra casa junto a mi, aunque en parte se que es para apoyarme en este trance, pues creo que aún no he contado que estoy siendo medicado con farmacos contra las alucionaciones...
Con respecto a los temores y miedos que he venido padeciendo están siendo totalmente efectivos, pero son sus efectos secundarios los que me dificultan un tanto llevar una vida normal hasta el momento: duermo últimamente en exceso por mi cansancio continuo, apenas hago un poco de actividad me siento agotado. También he ganado peso, aunque según mi pareja eso me hace bien, aunque yo al verme en el espejo me empiezo a ver un poco fofo.
De momento he debido de darme de baja en el trabajo, pues no soy capaz de concentrarme plenamente, me mareo con facilidad al usar el ordenador. Espero que está incapacidad no ayude a mi maldito jefe para poder deshacerse de mi, aunque si lo intenta haré todo lo posible por llevarlo a los tribunales. En cuánto este en plena facultades este Victor piensa seguir dando mucha guerra.
Como aliciente a una pronta recuperación Marian ha pensado en irnos unos días de vacaciones a la sierra de Cazorla. El contacto con la naturaleza puede que nos venga bien a ambos.
A la espera de poder seguir contandoos nuevas dichas me despido. Muy posiblemente la siguiente entrada sea para describir la belleza de la madre naturaleza...

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