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jueves, 10 de noviembre de 2011

Entrevista a Lydia Leyte

Este blog tiene un amplio carácter difusivo, no es por otra cosa por la que no paramos de darle voz a todos los autores que quieran difundir sus obras y sus palabras en nuestras lineas, porque no todos tienen la posibilidad de tener un plan de marketing amplio comos otro y deben de promocionar sus obras con sus propios medios para alcanzar en definitivo el beneplácito de los lectores, y en esta ocasión nos haremos ecos de la obra de Lydia Leyte, que nos presenta su obra "El fuego envuelve tu nombre" enclavada dentro del genero romántico pero alejada de personajes esterotipados pues para comenzar su protagonista no sigue los canones de belleza clásico, aunque para ello tenéis una breve sipnosis sobre la misma:

«…Siempre he pensado que fue esa frase, dicha a mis nueve años por un adolescente de trece, la que me hizo tomar conciencia real de las diferencias. Frente a los demás niños de cuerpos dorados y espigados cual modelos de revista infantil, dóciles y obedientes, estaba yo. Bajita, morena, gruesa…»
Así comienza a andar «El Fuego envuelve tu nombre».
Amanda Cunha quiere crearse una vida propia, por lo que acepta un empleo lo más lejos posible de su entrometida familia.
En su nuevo lugar de residencia, su camino se cruza con el de Rafael Herrera, un empresario atractivo y seguro de sí mismo, quien no despierta la menor simpatía en ella.
Rafael no está acostumbrado a ser rechazado por ninguna mujer. Mucho menos por una de formas redondas, tan voluptuosa, y con una lengua demasiado afilada. Pero Amanda tiene un arte especial para ponerlo en su sitio. Por eso se siente tan atraído por ella.
A pesar de las reservas con las que se tratan, pronto nace entre ellos un fuerte deseo, y los encuentros apasionados llenos de humor se suceden.
Su relación se hace más intensa cuando tienen que enfrentarse a un hombre sin escrúpulos que pone en peligro la vida de Amanda y que amenaza los negocios de Herrera. Este hecho los aproxima cada vez más. Ella abandona su natural desconfianza para rendirse al amor. Y él al fin reconoce que Amanda es la mujer de sus sueños.
Pero Herrera no es todo lo sincero que parece. Guarda un secreto que, de llegar a oídos de Amanda, pondría en peligro una unión que todavía parece estar más cimentada en la desconfianza que en el amor.
Pero si queremos comprender mejor su obra debemos hacer un breve repaso a su biografía personal que nos ayudará mejor a comprender su contexto:

Lydia Leyte nació en un pequeño pueblo de La Rioja, pero vive en Galicia desde niña. Por eso suele decir que su pensamiento y su corazón se encuentran divididos a partes iguales entre ambos territorios. Su espíritu inquieto la ha llevado a residir por temporadas en distintas ciudades españolas.
Ha trabajado en la docencia, como profesora de Lengua española y Literatura en un I.E.S.
Durante la convalecencia de una grave enfermedad que la apartó por completo de su vida profesional, empezó a escribir novelas y relatos. En la actualidad se dedica de pleno a la escritura, actividad que comparte con sus grandes aficiones: leer, cocinar y viajar, cada una complemento perfecto de la otra.
Vive con su marido y sus perros en el campo, en una Villa próxima a la gran ciudad, al mar y a Portugal, país que suele inspirar sus novelas y relatos.
Sin más dilación os dejo con la entrevista que realizamos respondida desde el cariño:

Ante todo, Eduardo, muchas gracias por haberme permitido estar aquí contigo, en tu blog El Vendedor de Humos.


-¿Qué nació antes tu pasión a la docencia o la escritura?

Para mí, docencia y escritura forman un todo. Fui lo que se llama “una niña de letras”. Nunca tuve la menor inclinación hacia los números. Me aburrían. Siempre me gustó escribir, poesía, relatos…, imaginar situaciones, y narrarlas a viva voz, porque en el fondo soy muy perezosa ante el papel.
Elegí una carrera de humanidades, Historia del Arte, pero una vez que la terminé decidí dedicarme por entero a la enseñanza de la Lengua española. Me resulta apasionante la lingüística, la infinidad de combinaciones que permiten las letras, y como con éstas se forman palabras, cada una con su significado, y como las palabras se convierten en pensamientos, en el sentir del ser humano. En Confieso que he vivido, decía Neruda: “Son las palabras las que cantan, las que suben y bajan…”. En definitiva, las que te permiten contar historias.

-¿Tu vida en diferentes ciudades han podido influir en tu obra?

Es posible…, sí. Nací en La Rioja, pero he vivido en Galicia desde niña. Tengo la sensación de ser de dos sitios, y a la vez no ser de ninguno. Pasar largas temporadas en otros lugares, aunque sea en el mismo territorio español, te permite descubrir formas de vida muy diferentes. Te haces más abierta, más respetuosa y comprensiva con las personas y con la cultura que las representa (y en esto entra desde el idioma, a las peculiaridades del habla, del comportamiento social, y hasta de la gastronomía). Tal vez por esto, el “viaje” como metáfora de cambio personal, está presente en mis novelas y relatos. Amanda, la protagonista de El Fuego envuelve tu nombre, acepta un trabajo en otra ciudad para encontrarse a sí misma.

 -¿Consideras que la protagonista de tu novela es la antiheroína de las novelas clásicas romántica?

Desde luego. Amanda Cunha nació como antiheroína. Quería que fuera la representante de la mujer común, alejada de los estereotipos de las revistas de moda, de todas esas mujeres que tanto abundamos, bajitas, rellenitas, voluptuosas (los eufemismos están muy bien para estos casos, jajaja)… Pero en las que puedes encontrar personalidades muy interesantes, y rasgos físicos que sin ser perfectos, hacen atractivas a las personas.

-¿Qué tiene de nuevo tu obra?

Mi obra sigue las pautas de la novela romántica. Como todo género, este tipo de novelas se ajusta a unas normas muy concretas. Así que en ese sentido no creo aportar nada nuevo. Donde es innovadora es en la forma. Me gusta jugar con la estructura del relato. Por ejemplo, El Fuego envuelve tu nombre tiene mucho de estructura circular. Y con la manera de plantearlo: Amanda inicia la historia en primera persona. Es importante, porque ahí se presenta ella misma, nos hace partícipes de su físico, y de la relación que mantiene con su familia. Pero después será otro narrador, un omnisciente en tercera persona, el que nos cuente la historia.

-¿Qué autores clasicos han sido lo que más te han influenciado?

Yo no soy lectora.
Soy una auténtica devoradora de libros.
Así que a estas alturas de mi vida, por mis manos ha pasado de todo, desde los clásicos, españoles, europeos y americanos, hasta la novela contemporánea más actual. Durante años fui (aún lo soy, aunque ahora le dedico menos tiempo) una loca rematada de la novela española del Realismo del siglo XIX, Galdós, “Clarín”, Valera, Palacio Valdés… y de los inicios del siglo XX. Me encanta Baroja. De ellos aprendí la narración pausada, los giros del idioma, la descripción poética y meticulosa de ambientes y personajes, la síntesis… La heroica ciudad dormía la siesta, esta frase aún me sigue impresionando, a pesar de haberla leído tantas veces. Así comienza La Regenta, de “Clarín”. Fíjate cuánta información, cuánta ironía, aporta el autor en tan solo seis palabras.
Pero sobre todo me apasiona leer novela negra y policial. Me encanta desentrañar misterios. Y por supuesto, novela romántica. Le he cogido un gusto especial a la romántica española. Ahora mismo hay autoras magníficas. La lista sería interminable porque abarca todos los géneros de la novela romántica.

-¿El amor a los libros debe comenzar en la enseñanza?

Por supuesto. Pero quizás hay que revisar los planes de lectura. Es importante conocer a los clásicos, porque en ellos están la base de nuestra cultura. Y, a los llamados “clásicos juveniles de aventuras”, como Robert L. Stevenson, o Julio Verne, ya que son autores que se leen a una determinada edad, y nos despiertan sed de aventuras. Pero quizás la escuela deba mostrar al alumnado las nuevas fórmulas que puede adoptar la narrativa, la literatura en los blogs, las blognovelas, etc. Son la expresión del mundo en el que vive la generación actual, y debe conocerlas. Para muchos adolescentes sería un acercamiento estupendo a la lectura porque se sentirían más próximos  a esta forma de comunicación, al lenguaje empleado, a los temas que se tratan…

-¿Cómo fue el trato con la editorial?

La Máquina China es la editorial que dio una oportunidad a El Fuego envuelve tu nombre, mi primera novela en el mercado. Pepe de La Rosa, el editor, es un gran conocedor de la novela romántica. Los cursos que organiza son famosos entre escritores y lectores. Yo lo conocí en uno, hace años. Es una persona a la que quiero y admiro. Junto a él hay otros, gente estupenda. Conmigo se han portado de maravilla. Siempre están ahí para lo que necesito, con un atención y amabilidad que emociona.

-¿Podrías dedicar unas palabras de aliento a este blog?

Cuando conocí tu blog me llamó la atención el nombre: El vendedor de humos. La palabra “vendedor” se asocia a lo mercantil, al capital, sin embargo el humo representa lo intangible. Es real, pero no se puede tocar, desaparece entre los dedos de la mano. Me gustó esta combinación: la persona que vende aquello que no se puede  palpar, ni pesar, ni medir. Y después entré en el blog, y me quedé enganchada al jerezano Víctor Choquet, y a su Diario de una inquietud. De esa peculiar relación entre el mundo real en el que vive Víctor y ese otro paralelo, creado en su imaginación,  nacido de la oscuridad de su ser, tan próximo a la locura.
Solo decir que los blog sois el nuevo medio de extender la palabra escrita. Con vosotros puede llegar a todas partes, y eso es fundamental. Tu labor para dar a conocer la novela en general y a los novelistas, para crear un espacio en el que caben tantos temas y tan variados, es digno de elogio. Por no hablar de tu generosidad al regalarnos esa parte importante de tu imaginación, de tu trabajo, la vida y pensamientos de Víctor Choquet.

Solo me queda agradecerte de nuevo, la invitación a tu blog.



2 comentarios:

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  1. Una entrevista ,magnífica y entrañable. Felicidades.

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  2. Magnífica, Lydia, como siempre. Un ejemplo de mujer, en todos los sentidos.

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