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domingo, 25 de mayo de 2014

500

Cuando comencé a escribir en este blog jamás pensé que llegaría a escribir más de cincuenta o sesenta entradas, pero curiosamente hoy estoy aquí para decir que he superado las quinientas, siendo esta misma entrada la 501. 
Fue casi a finales de 2010 cuando comenzó esta aventura que ya casi dura cuatro años. En un principio la cree pensando solo en usarla como un simple trampolín para dar a conocer mi obra, pero el tiempo, y la madurez, me fue haciendo ver, que por encima de mi obra estaba la literatura, y que de esta debía hablar, aunque sin renunciar a la idea original. Durante estos cuatro años ha habido entradas de todo tipo, para todos los gustos y colores, como las buenas boticas que dirían en mi familia, con más frecuencias o con meses entre las mismas, pero sobre todo han existido por la ilusión. Ilusión por compartir, ilusión por ser leído, por qué de que sirve 500 entradas sin nadie que las lea. Por eso apuesto por otros 500 entradas más, pero siempre vosotros conmigo.
¿Me acompañáis en este viaje del escritor fracasado?

sábado, 24 de mayo de 2014

Santa Wiik

No dejo de reconocer que cuando tuve conocimiento en un primer momento de esta antología me la
descargué con cierto escepticismo, no suelo creer en relatos tan temporales como estos relacionados con la Semana Santa, pero he de admitir que me sorprendió gratamente. Dejé pasar un tiempo prudencial del periodo vacacional en cuestión para no verme contaminado por su influencia, para quien no entienda a lo que me refiera les pondré un simple ejemplo, es más fácil ser generoso en Navidad.
Aclarado ( o no), este concepto, me imbuí de lleno en su lectura. También llevaba conmigo la idea de una antología mucho más macarra, más despectiva hacia los ritos, sin embargos, me encontré a un grupo tanto de autores, que desde su punto de vista, y sobre todo su creatividad, han sabido darle un punto de vista original a la celebración de la Pasión. Alejadas de esterotipos logran sorprenden con su desenfado, y en el manejo de los tempos, unas más que otro, pero que en términos globales han sabido manejar a la perfección bajo la batuta de su coordinador.
Aplaudo esta iniciativa, casi prima de nuestra Iberia Sumergida, en su afán de compartirla gratis, ya que el arte no tiene precio. Desearle lo mejor a cada uno de sus autores, y retarles a que unas vacaciones veraniegas alejadas de lo convencional.
¿Seréis capaces de volverme a sorprender?

viernes, 23 de mayo de 2014

Antílopez

He de reconocer abiertamente que no tengo ni pajolera idea de lo que se lleva hoy a nivel musical. Hace años huí de la radio formula como quien oye del mismo Satán, y es que sus canciones no se ponen de moda porque realmente guste, sino porque te la repiten hasta la saciedad, te taladra el cerebro y acabas tarareándola como un supremo gilipollas...Además, ¿por qué todo suena exactamente igual? Misma base rítmica, misma temática en las letras, y hasta el mismo tono de voz, sino fuese porque lo dicen yo diría que siempre canta el mismo, es decir Bisbal...
Como podéis comprobar soy un tanto selectivo con la música, tampoco me voy a colocar la medalla de melómano entendido, ni de escritor intelectual amante de Mozart, pero me gusta oir música que me merezcan la pena, y entre estas se halla de la que voy hablaros, la que fabrica (nunca una palabra le vino también a un texto como esta aquí) Antílopez. 
Fue una compañera de trabajo quien me dio a probar el trabajo de este duo de cantautores onubenses, o como ellos mismos se consideran en una de sus canciones "Cantautores suicidas". Como la misma droga la primera sensación fue de satisfacción plena al oírlo y pronto hubo mono por oír más temas suyos. 
Quienes no los conozcáis os preguntaréis que clase de música hacen, pues según su propia definición, Chiripop Absurdo Depresivo, o para que lo entendáis mejor canciones sencillas pero con mucho mensaje en su interior, amenizadas con toques de humor, y notas musicales inspiradoras. Además no queda hay la cosa, pues si hay un lugar donde oír sus canciones es en directo, solo ellos con sus guitarras, y un espectáculo que a muchos les recordará a los antiguos vodevil, cargados de humor, y de dos showmen como la copa de un pino.
Ten cuidado una vez que lo oyes quedarás infectado por el virus Chiripop.


jueves, 8 de mayo de 2014

Los escritores suicidas

Hay quienes sueñan con ser famosos, otros con ser millonarios, otros con tener un trabajo ideal...y otros somos tan tontos que deseamos ser escritores...si así de simple, nos mueve la estupidez, de querer llevar una forma de vida, bohemia, porque si es una premisa fundamental, es que un escritor es un bohemio, poco interesado en el materialismo, y que se contenta con un trozo de papel donde escribir sobre sus delirios, o sus miserias, pero sin dar un palo al agua, solo y exclusivamente dedicado al noble arte de escribir, que para eso somos artistas, y si hay quienes pueden sobrevivir con la música, ¿por qué los escritores no podemos hacerlo con nuestros escritos?
Además el hecho de entrar en una libreria y que desde el dueño del establecimiento, hasta el último de los presentes, murmuren sobre tu presencia. No tardarán en acercarse en busca de un autógrafo. Alabaran tu arte, e incluso habrá quienes te invitarán a un café para intercambiar impresiones sobre tu último libro, siempre diciéndote cosas bonitas y agradables, ya para los malos están los críticos, esos resentidos que no entienden de nada, y que vuelcan tus frustraciones sobre ti ya que ellos no tienen los cojones o los ovarios para crear su propia novela, y mucho menos de que sea buena.
Eso si, el escritor actual no tiene miedo al destino. Es más, se enfrenta a él echándole narices, porque además de buen artista, es reivindicativo, y si tiene que ser crítico con el poder lo es, y si tiene que defender a las amebas amenazadas lo hace, porque el autor se moja el culo no como los mojigatos de los futbolista, salvo contadas excepciones.
También el escritor suicida no necesita de editorial, su arte se vende solo. Las descargas aumentan tanto como las propuesta de los sellos editoriales, a los que rechaza para seguir siendo el más indie, hipster y gafapasta, pero pese a todo todas sus historias son best-seller...
Todo esto es bonito hasta que suena el despertador para ir a trabajar, pero no precisamente a escribir, eso lo harás si te queda algo de tiempo libre, porque realmente el escritor suicida es aquel que a riesgo de su salud, se quita horas de sueños por crear y compartir, aunque luego nadie se lo reconozca.

PD: Es de bien nacido ser agradecido, y Antilopez le debo la inspiración con su canción "Cantautores Suicidas", que en definitiva es un símil de otros artistas...

El mundo sigue girando...incluso sin internet

Habrás quienes guardan la esperanza de verme desaparecer de una vez por todas, pero estas apariciones, aunque últimamente esporádica por el blog, solo sirven para desalentaros. Hay quienes aún espera mis artículos pedirle perdón, pues las últimas semanas han sido un no parar, pues aunque esto a nadie le importe, me he mudado, un autentica pelicula de terror dicho sea de paso, pues cuando crees tenerlo ya todo guardado, siempre aparece objetos que no sabías tan siquiera que tenias, pero reflexiones apartes, el hecho de mudarse deja muy poco tiempo para tocar el ordenador ( y otras cosas también), al menos en lo que respecta a redes sociales, y más cuando andas sin internet...
Pero a raíz de este alejamiento "social", en parte obligada, en parte tomada por gusto, me ha servido para reflexionar sobre la dependencia que tenemos de las redes sociales e internet, aunque no negaré que parte de esa inspiración haya venida dada por una canción del grupo Antilopez, del que espero hablaros en próximas fechas, titulada Analfanauta. 
En una sociedad denominada de la información, y sobre todo de la interrelación de todo el mundo en la red de redes, lo curioso es que los encuentros personales se estén perdiendo. Ya la gente no se llama para quedar, sino crea un evento, aunque de poco sirve que queden cuando una vez están todos juntos cada cuál esta pendiente de su móvil. 
Ya ligar se limita a encajar dos perfiles de personas con los mismos intereses, ya se ha perdido la magia de las miradas, las palabras a media voz, y las insinuaciones. Hoy día quien quiere follar lo dice sin trabas a través del ordenador, algo que no tendrían ni coño ni cojones de hacer en personas, pero con la sutileza necesaria para encandilar a la otra persona.
Las redes sociales tienen cosas positivas, pero valoró que están sobredimensionadas, y que nos roban un tiempo importante, para leer, pasear, escribir, en el caso de muchos escritores, más pendiente de su perfil de facebook que de escribir una nueva obra, pero sobre todo para tratar cara cara a los amigos sin necesidad de una pantalla para desnudar nuestro sentimientos.
A este paso me planteo incluso quitar internet...


viernes, 2 de mayo de 2014

Una muerte maquillada


Desde pequeña a Victoria le habían considerado una persona con una sensibilidad especial. Las viejas de su barrio la consideraban una mujer diferente, pues había una leyenda acerca de su nacimiento. Según las habladurías había llorado en el vientre de su mano, presuponiéndolo algún don celestial, aunque la realidad era bien distinta. Simplemente era una capaz de ver los detalles más imperceptibles.
Pese al halo de santidad, su vida jamás había resultado ser un camino de rosas, sino al contrario, un espeso sendero de espinas por donde se debía de sortear las vicisitudes de la rutina. Para comenzar, jamás tuvo una madre a quien pedir un beso, la suya murió durante su alumbramiento. Quedó como la más pequeña de su casa, en un hogar donde convivía con otros seis hermanos, todo ellos varones, y con su padre, un ser inepto incapaz de asumir la responsabilidad del trabajo debido a un marcado alcoholismo. Su único referente femenino fue su abuela paterna, una mujer estricta incapaz de demostrar el más mínimo indicio de sensibilidad, que pronto se encargó de convertirse en una severa instructora.
Llegada la adolescencia jamás le llamó la atención los entresijos del amor, aunque no precisamente por falta de candidatos, pues fueron muchos los que se aproximaron a su reja con intención de galantear. Victoria prefería la soledad a la compañía, ya fuese masculina o de su mismo sexo. Se ensimismaba en sus propios pensamientos, o dejaba volar la imaginación a través de los libros, pues si algo, o mejor dicho, de lo poco que debía agradecer a su abuela, era el haberla enseñado a leer. Su pasión por los libros era su mejor vía de escape a una vida monótona.
Fue a sus diecinueve años cuando nació su mito en la ciudad. Una tarde, apareció una vecina en su casa llorando desconsolada. Habían asesinado a su marido. Un comentario desafortunado en el tabanco había causado una rencilla con otro parroquiano con el resultado de una inesperada muerte. Entre varios amigos lo habían llevado herido hasta su casa donde murió en su cama a causa de las heridas producidas por varias cuchilladas. Su cuerpo había quedado destrozado. El rostro del fallecido era un surco de líneas de sangre. Y lo peor de todo, aquella vecina no hallaba a nadie que se encargarse de adecentar a su marido para el velatorio. Además era deshonroso presentar la muerte como resultado de una camorra.
Victoria, quien se había mostrado como un ser silencio, se mostró como voluntaria a tratar el cuerpo antes de ser velado. Sin ayuda de nadie se encerró en la habitación a solas con el cadáver. No le provocaba ningún miedo. Ella no veía el lado tenebroso en aquel trabajo, tras tomar una palangana, agua, y varios enseres más. Aquel muerto solo suponía un reto hacia su persona.
Lo desvistió con solemnidad dejando al aire cada una de las heridas producidas por el arma homicida. Con ayuda de una esponja y mucha agua limpió la sangre hasta no dejar el menor rastro de la misma. No le convenció nada dejarlo de aquella guisa. No le resultaba atractiva la opción de dejarlo viajar hacia el mundo eterno abierto en canal como si de un cerdo descuartizado se tratase. Se hizo con aguja e hilo. Con certero trazo fue hilvanando las aperturas corporales hasta dejarlas completamente cerradas.
No contenta con su “taller de costura”, decidió maquillar las heridas, tanto del cuerpo, como de la cara. En último término lo vistió con su mejor ropa dejando todo listo para iniciar el velatorio.
Los ojos de los familiares, amigos, vecinos y curiosos en general que se habían pasado a velar al féretro no daban crédito. Las evidencias de las heridas no eran perceptibles. A la mayoría la sensación al ver el cuerpo era de haber fallecido mientras dormía. Es más, hay quienes tuvieron que prestar mucha atención al pecho, pues daba la sensación de estar simplemente descansando sobre su cama. El trabajo había resultado perfecto.
Rápidamente la rumorología creció alrededor de la joven Victoria, quien fue reclamada con prontitud por las familias nobles de la ciudad para amortajar a sus difuntos. La calidad de su trabajo no tenía parangón. De comenzar como un simple favor a una vecina, había pasado a convertirse en su trabajo. Disfrutaba con su función. No le causaba miedo, sino al contrario, se lo tomaba como un objeto de arte donde verter toda su expresividad. Pero en esta ocasión el trabajo era especialmente complicado.
Se trataba de una mujer. Eso requería una mayor dedicación. Un mayor énfasis. Primero debería de lavar el cuerpo. De modo excepcional se encargó de utilizar un baño de zync. Enjabonó la piel con la misma delicadeza, como si de seda se tratase. También lavó la cabeza desenredado los enmarañados cabellos. Una vez finalizada la higiene, secó bien el cuerpo y peinó el pelo dejando caer sobre los hombros de la difunta una pesada melena lacia y de color negro como el azabache.
Luego la vistió con un vestido de gasas transparente. A través de la ropa se podía verse las formas femeninas sin ninguna dificultad. Intencionadamente le había dejado sin ropa interior. Era como permitir disfrutar a los veladores de la belleza siempre ocultada, pues a aquella mujer jamás le habían poseído ningún hombre. Era como una antigua sacerdotisa virgen consagrada solo a sus menesteres.
Finalmente la maquilló. Su rostro pálido fue recubierto por una capa de coloretes sobre sus pómulos dándole una chispa de vida inexistente. Luego le pasó  por los párpados una sombra de color verde. De haber podido abrir los ojos hubiesen resaltado su gran tamaño. Como colofón le pintó los labios de un rosa pálidoremarcando una sensualidad escondida durante años.
Por primera vez en su carrera decidió ver su obra a través del espejo. Sabía de la magia de aquellos objetos para desvelar puntos de vistas diferentes al habitual además de remarcar los pequeños detalles. Observó complacida su obra, sería su creación póstuma. Era ella quien iba a morir.
Decidida se tumbó en la cama tras cortarse las venas con profundidad. En breve la verían yacente sobre la cama donde había pasado media vida. Se había encargado de cerrar todos los detalles, había enviado una nota para ser descubierta.
Como una virgen la descubrieron llorando. No había sido capaz de morir. Ella misma se había cosido las heridas de sus muñecas. Cuando se interesaron porque no había finalizado, respondió con suma tranquilidad:

-Ver mi rostro hubiese sido una ofensa para la propia Muerte.